Acabo de cruzar la puerta de mi casa, prácticamente recién aterrizado en Barajas. Ni siquiera he abierto la maleta. Es más, tengo miedo de hacerlo y que todo salga volando por los aires. Estoy seguro de que no hay ni una sola prenda que haya quedado decentemente doblada. Según voy escribiendo, sigo notando calambres en la muñeca izquierda. Ese brazo y la palanca de cambios no se han llevado muy bien, y han compartido casi dos mil kilómetros. Pero a pesar del cansancio, me gustaría aprovechar unos minutitos para hacer una valoración en caliente de nuestra aventura por Irlanda. Todavía tengo mucho que digerir y ordenar (concretamente, unos 30 gb en fotos y vídeos…), pero allá va una pequeña aproximación.

Viajar a Irlanda es una de las aventuras que siempre he querido hacer. Es uno de los países que más me llama la atención, sobre todo dentro de Europa. Debo reconocer que últimamente he perdido mucho el interés por las grandes ciudades; tan llenas de coches, ruido y gente. Por eso mismo pensaba que un viaje a Irlanda podía significar todo lo contrario y no me equivocaba. Irlanda es todo aquello que los amantes de la naturaleza y el verde buscan. Y lo encuentran, ya os digo que lo encuentran…

Su Naturaleza

Esta es la parte que más me ha gustado. Es más, he vuelto enamorado. Durante nueve días hemos recorrido algunos de los parajes naturales más impresionantes que he visto en mi vida. Parece mentira que todavía no hayamos sido capaces de cargárnoslos, sabiendo como somos… Los Cliffs of Moher, Giant Causeway, Dark Hedges, Tollymore Forest, Carrick a Ridge, Killarney… Es mejor que pare ya o me puedo tirar toda la noche enumerando y puede que acabe llorando.

Giant Causeway

Irlanda es verde. Y no solo lo es en sus parques naturales. Sus carreteras, sus caminos, sus ciudades… Todo está tomado por la naturaleza. Tal vez el hecho de que llueva cada quince minutos haya tenido algo que ver…

Sus ciudades y pueblos

Nosotros pasamos nuestra primera noche en Dublín y ahí ya empezamos a alucinar con el país. Resulta increíble que toda una capital europea haya sabido mantener ese rollo decadente con el paso de los años. Sobre todo teniendo en cuenta la velocidad a la que está creciendo.

Foto: Francisco Elorriaga

Pero no es solo Dublín… También está el ambientazo de Galway, Belfast, la magia de Kilkenny, Derry y su muralla, Waterville, Kenmare… En serio… Voy a llorar eh.

Las carreteras de Irlanda

¡Son una pasada! Cuando te acostumbras a conducir por la (maldita) izquierda, ya solo queda disfrutar de los campos llenos de ovejas y vacas, los bosques y los enormes descampados de color verde. Eso sí, la mayoría de las carreteras son lo que denominaríamos nosotros como rurales. Carriles estrechos donde apenas entran dos coches, socavones en mitad de la carretera y pasar más de media hora sin tener el coche completamente en horizontal… Aun así, conducir por Irlanda es sinónimo de placer.

Su clima

Al final no queda más remedio que tomárnoslo con humor… España nos tiene muy mal acostumbrados. ¡El tiempo en Irlanda está completamente loco! Es capaz de llover, hacer el sol, granizar, volver a llover, sol de nuevo, pasar un huracán, sol otra vez, lluvia y, una vez más, granizo… ¡Solo en 10 minutos! Lo dicho, al final no queda más remedio que tomárselo con paciencia ¡La lluvia no es más que agua!

Los irlandeses

Foto: Francisco Elorriaga

Vaya por delante que sé que no se debe generalizar con estas cosas y que esto es solo mi opinión personal… Había leído que los irlandeses son como los españoles… yo creo que más o menos. Coge a un español medio, métele buena educación y tendrás a un irlandés. El ejemplo más claro lo he encontrado en la carretera. Se me ha calado el coche mil veces, otras mil veces he cambiado de carril sin avisar, al principio había veces que incluso se me olvidaba eso de conducir par la izquierda (soy un desastre, lo sé)… Pues ni un solo bocinazo en todos los días que hemos estado allí. Pero además, nuestro trato con ellos durante el día a día ha sido igual. Siempre amables, buscando ayudar cuando ha sido necesario.

Pubs

Soy súper contrario al mal llamado “turismo de borrachera. No me gusta ir a un lugar y perder horas de día por pasarme una noche de fiesta. Lo odio. Pero en Irlanda es diferente. Parte de su cultura y su forma de ser la podemos encontrar en sus famosos pubs. Música en directo, buena cerveza y ambientazo durante toda la noche. Además, no hace falta preocuparse por la resaca. Cada cerveza cuesta casi siete euros, con ese precio tampoco vais a beber tanto…

En definitiva, nuestra aventura por Irlanda ha sido una experiencia maravillosa. Una de esas de las que llegas a casa destrozado y con ganas de dormir durante un mes. Es una gran sensación al terminar un viaje, ¿no creéis? Ha sido un viaje demoledor en el que cada día hemos encontrado algo que ha logrado que abramos los ojos de par en par y nos enamoremos completamente de aquella isla.

Ahora ya sí, me voy a buscar algún rincón de la casa para empezar a llorar…

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