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Secretos de París: Librería Shakespeare & Co.

Descubre uno de los pequeños secretos de París. La librería Shakespeare and Co. es uno de los lugares más increíbles de la capital francesa. No dudes en visitarla y perderte entre sus pasillos, rodeado de miles de los mejores libros jamás escritos.

Cualquier persona que visite la capital francesa subirá a la Torre Eiffel, paseará por los Campos Eliseos, visitará las gárgolas de Notre Damme o navegará por las aguas del Sena a bordo de un bateau. Pero hay vida más allá de los típicos monumentos que aparecen en cualquier postal de París. Uno de estos “secretos” es una pequeña librería situada a cien pasos de la magnífica catedral de Notre Damme. Este pequeño local, fue punto de encuentro de importantes escritores e intelectuales como Hemingway, Joyce o Scott Fitzgerald. Hablamos de la librería Shakespeare and Company, un lugar maravilloso que todavía sigue manteniendo el halo bohemio que cualquier amante de las letras sabrá apreciar.  

El origen de Shakespear and Co.

Para encontrar el nacimiento de esta famosa librería, es necesario viajar al año 1919. Sylvia Beach, una joven editora que había emigrado desde Estados Unidos, era la encargada de regentar la Shakespeare and Co. Su local pronto se convirtió en un punto de reunión tanto para los intelectuales franceses como para cualquier escritor extranjero que viajase a la capital francesa. En este templo de los libros, se realizaban lecturas en común, charlas literarias y era el único lugar en el que se podían conseguir algunos libros considerados como prohibidos.

Pero en 1941, bajo la ocupación alemana, un general nazi entró en la pequeña librería en busca de un ejemplar de Finnegans Wake, de Joyce. Sylvia se negó a deshacerse de su copia, alegando que era la última que poseía y que le sería imposible de reemplazar (¡Olé!). El general, humillado, regresó al poco tiempo y requisó hasta el último ejemplar de la librería. Shakespeare and Co. tuvo que cerrar sus puertas y Sylvia Bleach fue internada en un campo de concentración. Aunque su arresto solo duraría seis meses, la librería nunca más volvería a abrirse en su lugar original.

Después de la Segunda Guerra Mundial, George Whitman, otro intelectual estadounidense, se instaló en París tras la liberación de la capital. George llevaba consigo una mochila cargada de experiencias; había vivido en China, Hawái, en América Latina y había recorrido toda Europa durante la guerra. Su sueño era el de crear una librería diferente, algo más que un lugar en el que se vendieran libros.

En 1951 abrió sus puertas “Le Mistral”, en el 37 de la rue de la Bûcherie. El nuevo local supo recoger el testigo que había dejado la antigua Shakespeare and Company de Sylvia Beach. Whitman creó un lugar de reunión y lectura, lo llenó de los mejores libros publicados, organizó seminarios para aprender idiomas como italiano o ruso e incluso acondicionó un rincón donde los viajeros, a cambio de trabajar unas horas, podían pasar la noche antes de continuar con su viaje.

Tras la muerte de Sylvia Beach, la librería pasó a llamarse Shakespeare and Co. en honor a la gran librera y editora, madre de la librería original.

Shakespeare and Company hoy

Hoy en día, la librería Shakespeare and Co. pertenece a Sylvia, hija de George Whitman. A pesar del paso de los años, ha sabido mantener la esencia original de aquel templo de las letras. Miles de libros en lengua anglosajona, recubren sus estrechos pasillos. Resulta prácticamente imposible recorrer los seis pisos sin detenerse a mirar las miles de portadas que se agolpan allá donde mires.

Pero, si es posible disfrutar de la tranquilidad de este sitio, es gracias al respeto que tienen a sus visitantes. La entrada es gratuita, sí, pero el aforo está limitado a un reducido número de personas, por lo que tendrás que esperar tu turno para entrar. No obstante, te aseguro que la espera merecerá la pena para todo aquel que sea capaz de disfrutar de un buen libro.

 

 

«Estoy harto de que la gente diga que no tiene tiempo para leer. Yo no tengo tiempo para todo lo demás», George Whitman

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