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Sri Lanka, un paraíso virgen

Con nuestro viaje aun caliente y los recuerdos de nuestra pequeña gran aventura intactos, creo que ha llegado el momento de hacer una pequeña valoración de lo que ha sido nuestro periplo por la isla de Sri Lanka.

Antes de nada es conveniente decir que tuvimos la mala suerte de viajar a este país en una época bastante especial, por no decir complicada. Tan solo había pasado una semana desde los terribles atentados que se llevaron la vida de casi trescientas personas y dejaron más quinientos heridos. Esto provocó un aumento de las medidas de seguridad brutal y no sé cómo hubiera sido nuestro viaje en unas condiciones más normales. A pesar de todo, durante toda nuestra estancia en Sri Lanka nos sentimos seguros y volvimos agradeciendo la decisión de haber cogido los vuelos a pesar de todas las circunstancias.

Sri Lanka, un paraíso por descubrir

Durante los últimos años Sri Lanka está dándose a conocer entre los amantes de la aventura y de los viajes. Su cultura – totalmente diferente a la nuestra – sus espectaculares paisajes naturales y sus playas paradisíacas la han convertido en un destino marcado en la agenda de cualquier viajero. Personalmente, pocas veces he visto paisajes tan sorprendentes como los que ofrecía la cima de la Roca del León de Sigiriya o lo alto del Little Adam’s Peak, en Ella. Tan solo por eso, recomiendo este viaje a cualquiera que le guste disfrutar de la naturaleza.

Anurahapura, Sri Lanka
Anurahapura, Sri Lanka

La amabilidad de Sri Lanka

A pesar de vivir una época difícil, nosotros encontramos siempre a gente dispuesta a ayudarnos. La hospitalidad asiática se extiende también a esta isla. Ciudadanos, comerciantes policía e incluso los militares se esforzaron por echarnos una mano cada vez que lo necesitamos. Muchas veces, al viajar a un país extranjero nos encontramos miradas desagradables, ambientes un poco más tensos con los extranjeros o situaciones que nos hacen sentir incómodos. Nada de esto nos ocurrió en Sri Lanka. Allí pudimos conversar con todo tipo de personas, incluso con un monje budista que nos explicó cómo estaba viviendo su país la situación en la que se encontraba.

Hablemos de dinero

Como en prácticamente todos los países de Asia, la moneda local se encuentra terriblemente devaluada frente al dólar o al euro. Esto hace que con poco dinero allí pudiéramos sentirnos casi casi como reyes. La parte negativa es que, por ejemplo, al sacar una cantidad tan pequeña como diez euros nos encontraremos teniendo que guardar una decena de billetes en la cartera.

En Sri Lanka, el sueldo medio por persona es de aproximadamente unos 220 euros, por lo que podemos hacernos a la idea de cuánto cuesta comer o dormir en este país. Nosotros dormíamos por unos diez euros la noche en hostales más que decentes con desayunos incluidos y las comidas completas nos salieron por unos 6 o 7 euros. Eso sí, los lugares más turísticos como la Roca del León (¡¡30 euros!!) sí que cuentan con un precio parecido al que podríamos encontrar en Europa.

Gastronomía de Sri Lanka

¡¡Comen fuego!! Si te gusta el picante, has encontrado tu país. En Sri Lanka pica casi hasta el café. Les encantan las especias y cuanto más pican, mejor. Y no os fiéis cuando os digan que no es “spicy”, ¡¡NO LO ES PARA ÉL!! Vosotros desearéis que aparezca un camion de bomberos a apagaros la boca.

Aunque tranquilos, no todo pica… La fruta en Sri Lanka es espectacular; nunca había probado plátanos, sandías o mangos como los de esa isla. Además, allí descubrimos el Kottu Roti, uno de los platos que más me han gustado.

El té de Ceilán

Sri Lanka es uno de los mayores y más importantes exportadores de té del mundo. En esta isla nos hartaremos de beberlo pero es que la bebida de este país es espectacular. Como adicto al té, en Sri Lanka encontré el paraíso. Pudimos incluso visitar las plantaciones y nos explicaron sus procesos de producción. Volví de ese país con más de un kilo de té en la mochila… y poco me parece.

Plantación de té de Ceilán
Plantación de té de Ceilán

Transporte, leeeento pero seguro… barato

Una de las grandes preocupaciones que teníamos antes de nuestro viaje fue cómo íbamos a desplazarnos de un sitio a otro. Habíamos leído que las carreteras estaban en mal estado, también encontramos dificultades en encontrar billetes para el transporte público con antelación. Al final todo fue mucho más sencillo de lo que creíamos. En cada hostal nos ofrecieron las diferentes alternativas para viajar de un punto a otro del mapa. Algunos hostales incluso contaban con servicio de taxis. Tampoco nos fue difícil encontrar trasporte para los pequeños trayectos; cuesta mucho caminar por la calle sin que una docena te tuk-tuks pare a tu lado para ofrecerte sus servicios.

Tren de Candy, Sri Lanka
Tren de Candy, Sri Lanka

Sus playas… ¡vaya playas!

¡Espectaculares! Y no me refiero solo al gran clima que hace durante todo el año, tampoco a la arena fina, a lo vacías que están o a la buena temperatura del agua. Todo eso está bien pero es que, además, allí hay OLAS. Si odias esas playas del Mediterráneo que parecen piscinas y te gusta bañarte dando vueltas y revolcones entre olas enormes este es tu sitio. Las playas más famosas de Sri Lanka están en el sur y aquí no será difícil encontrar escuelas de surf, de buceo incluso motos de agua

Tangalle, Sri Lanka
Tangalle, Sri Lanka

En conclusión, Sri Lanka es un país impresionante, con muchísimas cosas que mostrarte y del que volverás con ganas de regresar. La nuestra fue una aventura en la que dormimos poco, caminamos mucho y de la que volvimos enamorados de esta isla. Sabiendo cómo somos, recomiendo descubrir este país pronto, antes de que se convierta en el nuevo Benidorm de Europa, algo que ya está ocurriendo con otros países del continente asiático.

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