Alerta máxima en Sri Lanka: ¿Es seguro viajar a la isla?
Tras haber pasado el ecuador de nuestra aventura por Sri Lanka, creo que ha llegado el momento de hacer una pequeña valoración de lo que han sido nuestros últimos días aquí. Justo coincide con el día en que, por primera vez, hemos podido estar en la calle hasta más tarde de las diez de la noche puesto que han levantado al fin el toque de queda en toda la isla.
Nuestro previaje a Sri Lanka
Antes de nada, debería resaltar las complicaciones que tuvo nuestro viaje a Sri Lanka tras la tragedia que sufrió el país durante el domingo 21 de abril. Después de los múltiples ataques terroristas y de los casi cuatrocientos muertos de los que se hablaba al principio, no cuesta imaginar lo cerca que estuvimos de cancelar nuestros planes. Además, los mensajes lanzados desde la Embajada Española eran terribles, algo que merece un capítulo aparte. Tras dar muchas vueltas al asunto y después de un buen número de llamadas y correos a embajadas y ministerios, finalmente decidimos continuar con nuestros planes. Tal vez no pareciera la decisión más inteligente pero no íbamos a dejar que nada ni nadie nos impidiera hacer aquello que más nos gusta.
El detonante de nuestra decisión fue una llamada al consulado de Sri Lanka en España. Desde ahí nos calmaron y nos dijeron que no canceláramos nuestros planes. A pesar de estar el país en alerta, no habría momento mejor para visitar la isla puesto que la seguridad en estos días es máxima. Lo único que nos dijo fue que evitáramos a toda costa estar en Colombo, la capital del país. Este fue el centro de los ataques perpetrados una semana antes y todavía continuaba siendo un lugar peligroso para visitar. A partir de esta llamada decidimos seguir adelante con el viaje. Nuestro plan original era pasar la primera noche en Colombo y, a la mañana siguiente, seguir hacia el interior de la isla. Inmediatamente cancelamos la reserva y dispusimos todo para conseguir un transporte hacia Maho nada más aterrizar en Colombo.
La situación en Sri Lanka
Tras varios días en la isla y varios cientos de kilómetros a las espaldas, hemos tenido tiempo de hablar con bastantes personas de Sri Lanka (¿Srilanqueses? Sí, creo que sí; srilanqueses). Desde el primer momento tuvieron palabras de tranquilidad para nosotros. Sí, había sucedido una tragedia, pero todo estaba controlado en la isla. Todos ellos estaban tranquilos y la mayoría incluso nos han gastado bromas y contado chistes sobre los atentados. Por ejemplo, uno de nuestros anfitriones nos dijo que los yihadistas que se inmolaron en Semana Santa están locos, “han hecho todo esto para ir al cielo con sus 72 vírgenes y no se han dado cuenta de que han perdido su parte de abajo”.
En cuanto a las medidas de seguridad, han aumentado enormemente en toda la isla, es cierto. Nosotros nos estamos moviendo con diferentes conductores locales y estamos teniendo que pasar por controles de seguridad en carretera cada media hora aproximadamente. En ocasiones nos miran los bajos de los coches y comprueban los papeles del conductor pero eso es todo. En los centros “turísticos” también hay militares. Estos militares se encargan de revisar mochilas y de cachearnos a la entrada a algunos templos, pero es algo rutinario. Incluso hemos podido comprobar que tampoco los miembros del ejército están nerviosos por lo que pueda suceder. Son amables con nosotros y también nos han soltado alguna que otra broma y nos han preguntado sonriendo a ver si llevábamos alguna bomba… unos cachondos armados con AKs.
Durante estos días las redes sociales han estado capadas. En teoría no hemos podido usar Instagram, Twitter, Facebook o WhatsApp. Digo en teoría porque hecha la ley, hecha la trampa. A través de la aplicación VPN Máster hemos podido tener acceso a todas estas formas de comunicación. Esto ha resultado imprescindible para, por ejemplo, no provocar un ataque al corazón a nuestros padres.
La Embajada Española
En mi opinión, el modo en que ha tratado la Embajada Española la situación en Sri Lanka ha sido cuanto menos, nefasta. Desde el principio se dedicaron a lanzar mensajes que poco ayudaban a calmar la situación y a tranquilizar a los viajeros en la isla y a sus familiares en España. Un ejemplo de esto, y que nos hizo encender las alarmas, fue este, publicado varios días después de los atentados: “La situación en Sri Lanka es incierta y las autoridades no descartan la posibilidad de atentados. Se recomienda no viajar a SL, y a los turistas españoles que permanezcan allí, permanecer en calma, no extender su estancia y, si fuera posible, adelantar su salida”. Este mensaje contrasta enormemente con la situación que se estaba viviendo en el país y que estos días hemos podido comprobar de primera mano.
Otro de los momentos memorables de la Embajada fue aquel en el que daba por concluido el toque de queda, un mensaje muy diferente al que los hombres con metralletas y trajes de militar nos contaban en la isla. Al escribirles respondiendo que el toque de queda se mantenía y que su información estaba equivocada, me respondieron un un link a una noticia y argumentaron que en algunas ocasiones «las autoridades de Sri Lanka no hacen públicas algunas informaciones«… pa´mear y no echar gota.
Conclusiones
Durante los últimos días, varias personas me han preguntado a ver si era seguro venir aquí de viaje. Más de una, os lo aseguro. Algunas con viajes ya reservados para dentro de unos meses o con intención de cogerlos pronto. Mi respuesta es que ¡ADELANTE! Poco a poco Sri Lanka va volviendo a la normalidad y las altas medidas de seguridad están rebajándose. Nosotros en ningún momento hemos sentido tensión ni preocupación. Es más, hemos visto poquísimos turistas lo que para nosotros ha sido un puntazo. Así que, como ya he dicho en otras ocasiones; que ningún hijo de puta os impida hacer aquello que más os gusta.