Masai

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¿Sabíais que los masai creen ser los protectores de todos los rebaños del planeta? Según sus creencias, dios les encomendó la tarea de cuidar y proteger a todos los animales del mundo. Hoy os cuento la leyenda del origen de esta milenaria tribu africana.

 

Imaginemos por un momento que vivís en un hermoso pueblo del interior de nuestro país, ¡qué demonios! También puede ser del exterior; donde prefiráis. En vuestro pueblo contáis con un pequeño rebaño de ovejas, vacas o cabras; una vez más, lo que prefiráis. Un buen día, llega a vuestro pueblo un masai, ya sabéis, cosas de la globalización. De repente, el temible guerrero africano os ve paseando junto a vuestro rebaño y comienza a señalaros con el dedo mientras grita: “MWILI!”. Tal vez en ese momento no entendáis nada, pero ese hombre os estará llamando “ladrón” en vuestra cara. De hecho, tendréis suerte si únicamente os insulta. Pero, ¿por qué? ¿De qué va ese señor? Según su cultura y sus creencias, tú no eres más que un usurpador. Ellos son los pastores del mundo por lo que ¿quién eres tú para pasear a sus ovejas, o cabras (lo que prefiráis)?

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El origen de los masai

Según la cultura masai, Enkai es el nombre del dios presente en todas las cosas. Está en el cielo, en el agua y en la tierra. También está en tu habitación cuando crees que estás solo o cuando te piensas que nadie se entera de que pagas sin IVA la reforma de la casa. Enkai es al mismo tiempo el dios de la bondad y de la venganza; un poder supremo que gobierna sobre todos. Un día, el dios estaba tan aburrido que decidió engendrar a tres hijos (cuando un dios se aburre, engendra hijos; preguntad a Zeus). Estos hijos fueron los padres de tres de las primeras razas del continente africano: los kamba, los kikuya y los masai. Enkai dio a elegir un objeto a cada uno de sus tres hijos.

El primer kikuya, de nombre Gikuya, eligió una azada. Acorde a su elección, Enkai le mostró los secretos de la siembra y la recolección y le otorgó un amplio territorio fértil donde poder asentarse.

Su segundo hijo, de la raza kamba, optó por un hermoso arco de madera. Enkai le enseñó a cazar y le mostró el camino al inmenso bosque. Allí podría dar caza a enormes venados.

El tercer hijo, Natero Kop, el primer masai, conocedor del amor que su padre sentía hacia los animales y hacia la tierra, cogió una larga vara de madera para poder ser su pastor. El dios, agradecido por la elección de su hijo, le otorgó todos los rebaños del planeta y le encomendó la labor de cuidarlos y protegerlos.

Tal vez ahora comprendáis el enfado del masai de vuestro pueblo. Para ellos, todo el ganado del planeta les pertenece. Aunque esto pueda parecer una broma, esta creencia ha causado grandes problemas en Kenia y en Tanzania a lo largo de la historia. Durante mucho tiempo, las tribus masai se dedicaron a asaltar y robar los rebaños a las tribus vecinas con el objetivo de recuperar los animales que, según sus creencias, les habían sido robadas. Los masai mantienen vínculos muy estrechos con sus rebaños. Su vida es semi-nómada. Sus movimientos dependen de las lluvias y sus migraciones responden a la necesidad de proveer de agua a sus animales.

 

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