La Sirena de Varsovia. Foto: Francisco Elorriaga

Descubre la historia de Zsawa, la sirena que dedicó su vida a defender a los habitantes de la ciudad de Varsovia, una región que ha vivido de primera mano los estragos de la guerra.

Sirena de Copenhaguen

Si pensamos en sirenas, nuestra mente puede viajar directamente en dos direcciones. La primera de ellas, más arraigada en nuestra infancia, se trasladará a la triste historia de Hans Christian Andersen y a su versión, no tan triste, de Disney. El otro camino nos lleva directamente al norte de Europa, donde, desde el puerto de Copenhague, una hermosa sirena de bronce posa su mirada en el mar báltico. Pero existe una tercera sirena, una que no se enamoró de ningún príncipe ni selló absurdos acuerdos para conseguir que se enamoraran de ella. Esta tercera sirena es Zsawa, que dedicó su vida a defender a su único amor, la ciudad de Varsovia.

Las sirenas de Copenhague y Varsovia eran dos hermanas que vivían en las gélidas aguas del Mar Báltico. Un día, decidieron abandonar su hogar y viajar por el resto del mundo en busca de aventuras. La mayor de ellas acabó en Dinamarca, y su historia fue la que nos contó el fantástico escritor danés, Hans Christian Andersen. La segunda hermana, Szawa, se adentró aun más en el continente europeo. Acabó instalándose en el puerto de una pequeña ciudad situada a orillas del río Vístula. Szawa, más alegre e inquieta que su hermana, disfrutaba gastando bromas a los pescadores de la zona, liberaba a sus peces y liaba los hilos de sus cañas de pescar. A pesar de sus intentos por capturarla, los habitantes de la ciudad eran incapaces de hacerlo; su belleza y su hermoso canto siempre acababa hipnotizándolos.

Szawa, la sirena protectora de Varsovia. Foto: Francisco Elorriaga

Un día, un mercader adinerado encontró la solución para esquivar sus encantos.  Con los oídos taponados, logró evitar su hermoso e hipnótico canto. Después de capturarla, la encerró en una jaula y la expuso a la vista de todo el mundo a lo largo de ferias y mercados. La gente pagaba para ver a aquella extraña criatura marina. Pero los lamentos de Szawa no pasaron desapercibidos para todo el mundo. War, un joven pescador de la zona, conmovido por los lamentos de aquella mujer, decidió liberar a la sirena. Con ayuda de un grupo de buenos hombres, logró abrir la jaula y soltar a Szawa. En agradecimiento, ella juró que se quedaría en la ciudad y defendería a la gente que le había ayudado a lograr su libertad. Desde ese momento, la ciudad recibió el nombre de Warszawa (Varsovia).

La sirena Szawa es uno de los símbolos de la ciudad de Varsovia. Al contrario de lo que ocurre con la Sirena de Copenhague, esta aparece armada con una espada y un escudo. Su estatua, situada en la Plaza del Mercado de la Ciudad Vieja de Varsovia, refleja el espíritu combativo de una ciudad que ha sufrido en sus propias carnes la destrucción y el horror de la guerra.

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