El Castillo de Drácula es uno de los emblemas de Rumanía. Un lugar por el que todo el mundo pregunta y que nadie deja fuera de su itinerario cuando va a viajar a este país. En mi caso, han pasado varios meses de mi visita y, a pesar de que solo deberían quedar en mí lo buenos recuerdos y una visión idílica de este lugar, sigo pensando que es una de las grandes decepciones de Rumanía. Y os juro que a mi me cuesta mucho hablar mal de un lugar…

“Visitaréis el castillo de Drácula, ¿no?”. Esta es la frase que más escuchamos cuando dijimos que nos íbamos a recorrer Rumanía durante 10 días. Nadie preguntó por Bucarest, por Transilvania, ni tampoco por la ruta que íbamos a seguir para conocer este increíble país del este de Europa. El castillo de Vlad Tepes era lo que más llamaba la atención de nuestra aventura. Pues sí, visitamos el Castilul de Bran. Y sí, es una experiencia que no recomiendo a NADIE.

Interior del Castillo de Drácula
Interior del Castillo de Drácula

Empecemos por el principio; ¿por qué fuimos a visitar el famoso Castillo de Drácula? Después de recopilar mucha información para preparar nuestro viaje, sabíamos que este era un lugar que no merecía la pena. La mayoría de los viajeros que lo ha visitado han salido con la sensación de haber perdido un poco de su tiempo. Entonces, ¿por qué? Pues porque “¿cómo vas a recorrer Rumanía sin ver el castillo de Drácula?”. Este es un lugar que acabas visitando a pesar de que todo el mundo te ha recomendado que no lo hagas para que, una vez en casa, puedas ser tú quien recomiende no ir a nuevos viajeros. Viajeros que, a su vez, harán lo mismo, continuando con una cadena interminable de decepciones y de consejos no escuchados.

Yo qué sé qué es esto... movidas de cazavampiros
Yo qué sé qué es esto… movidas de cazavampiros

La siguiente pregunta sería; ¿por qué es tan horrible? Tal vez el motivo de la decepción es la diferencia que existe entre lo que crees que vas a encontrar y lo que finalmente encuentras. Quienes hayan leído el libro de Bram Stoker, o visto cualquiera de sus adaptaciones, a lo mejor esperan encontrar un auténtico castillo medieval, con enormes almenaras, fríos recintos amurallados, pasadizos secretos que conectan las diferentes cámaras del palacio y tal vez una cámara de tortura. Al final, lo único que encuentras es un castillo sin ningún tipo de misticismo, únicamente con una gran variedad de recreaciones de objetos de época. Además, gracias al marketing, suele estar lleno de turistas. El zenit de los esperpéntico está más o menos a la mitad de la visita. Justo en el momento en que, al entrar en diferentes salas del castillo, vamos encontrando diferentes criaturas terroríficas y de leyenda como hombres lobo, centauros, brujas del bosque o al asesino de la película de Scream… Sí, como lees… al de Scream

Vlad Tepes... o eso dicen
Vlad Tepes… o eso dicen. Si levantara cabeza…

Además, desde el punto de vista histórico, el Castillo de Bran tampoco tiene demasiado interés. A pesar de que el marketing nos ha hecho creer que es en este lugar donde habitó Vlad el Empalador, lo cierto es que no existe absolutamente ninguna prueba de ello. Como mucho, se cree que pudo pasar en este castillo dos noches. Concretamente en el calabozo, apresado y de camino a la capital del país. Bien jugado, publicistas.

La visita al Castillo de Drácula es ver este tipo de cosas durante una hora
La visita al Castillo de Drácula es ver este tipo de cosas durante una hora

La conclusión final sobre el Castillo de Drácula es que es un lugar al que no merece la pena visitar pero que, como nos pasó a nosotros, acabarás visitando porque, total, “¿cómo vas a ir a Rumanía y no vas a visitar el Castillo de Drácula?”.

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