Vietnam: la leyenda del Rey Dragón y el Hada de las Montañas

Vietnam es un país dividido en dos grandes etnias. La etnia de los Viet, descendientes del Rey Dragón, y la de los Montañeses, hijos del Hada de la Montaña. Su leyenda cuenta el origen del pueblo vietnamita y nos ayuda a comprender un poco más dos de las culturas que forman este país del sudeste asiático.

A pesar de que Vietnam es un país con una identidad propia y una cultura común, en él habitan un montón de pueblos diferentes, todos ellos con sus propias tradiciones. Todas estas pequeñas poblaciones se dividen en dos principales etnias. Por un lado está la etnia Viet, pueblo mayoritario que habita en las llanuras y en las riveras del país. La otra gran tribu vietnamita es la de los llamados “montañeses”, habitantes de las selvas y las montañas. Como cada elemento de Vietnam, esta división guarda una leyenda que la explica. La historia de un joven Dragón y un Hada del río. Os cuento el cuento que se esconde detrás de las dos grandes etnias de Vietnam.

Montañeses
Montañeses

La leyenda del Rey Dragón y el Hada Inmortal

El origen de esta leyenda se encuentra, como siempre, años atrás. Tal vez siglos. En esta época de dioses y espíritus, nació un joven príncipe en el reino que hoy conocemos como Vietnam. Este príncipe reunía todas las cualidades que un príncipe debe reunir; era valiente, justo, diestro con las armas, también era inteligente y prudente (¿Rhaegar?). Tales eran sus destrezas que era conocido por todos como el Rey Dragón.

Un día, volviendo de ganar una batalla (de haberla perdido, no habría vuelto), se encontró en el camino con una joven y hermosa dama. Esta chica resultó ser un Hada de las montañas. Los dos se enamoraron rápidamente el uno del otro. Tras la pecaminosa unión del joven Rey Dragón y del Hada, los dos se instalaron en el reino de la joven. Los dos eran tan felices, se querían tanto y tenían tanto tiempo libre que llegaron a engendrar 100 niños. Pero incluso en el paraíso había problemas.

A pesar de estar enamorado y vivir feliz, el Rey Dragón no podía olvidar que él pertenecía a otro mundo. El procedía del mar, de la naturaleza y de las praderas de su amado país. Con mucho dolor, decidió volver a su hogar. Al explicárselo al Hada de las montañas, ella, lejos de arrojarle toda la cubertería y la vajilla, comprendió los motivos del joven. Es más, tal vez por amor o a lo mejor por el miedo a quedarse sola teniendo que cuidar de un centenar de niños, le propuso que él se quedara con cincuenta de sus vástagos. El Rey Dragón y el Hada se despidieron prometiéndose amor eterno y acudir en ayuda del otro si en algún momento fuera necesario puesto que su deber era estar unidos.

Los hijos crecieron sanos, fuertes y hermosos. Poblaron las cimas de las montañas, las riberas, los montes y las llanuras. Fundaron ciudades y crearon la primera gran dinastía del país, dando lugar así al nacimiento del pueblo vietnamita, llamado “los hijos del Dragón y descendientes del Hada”.

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