Recuerdos y más recuerdos: los souvenirs más coleccionados

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¿A quién no le gusta traerse recuerdos de sus viajes? Existen souvenirs para todos los gustos, sin excepción. Hoy os traigo una lista con solo algunos de ellos, ¿se me olvida alguno?

El viajero es una especie de ser humano muy extraña. Esta rara avis busca sin descanso aglutinar todo objeto que en un futuro pueda recordarle lo que está viviendo en ese momento. Algo funciona diferente en su cabeza, ¿qué sentido tendría si no tener una colección de 200 vasos de chupito en casa? Postales, tazas, imanes, ¡incluso dedales! ¡Le da igual! El caso es tener algo que le haga volver a los maravillosos sitios a los que ha tenido la suerte de visitar. Esta es una lista con solo algunas de estas raras colecciones de objetos inservibles que cualquier viajero puede guardar como su más preciado tesoro.

Vasos de chupito, da igual que seas abstemio

Mi colección

Son pequeños, fáciles de llevar, los venden en todas partes, son baratos y prácticamente indestructibles. Los vasos de chupito es uno de los grandes referentes en lo que a souvenirs se refiere. También es el regalo perfecto cuando vuelves de un viaje. Personalmente, entre los que he comprado yo y los que me han regalado, tengo una colección de más de cien vasos. Tiemblo solo con la idea de pensar en el día en que falle el tornillo que sujeta su estantería…

Tazas, por si te gusta desayunar cien veces al día

Colección de tazas de mi hermano Antón

Podría decirse que esta colección es la hermana mayor de la anterior. La ventaja de las tazas es que es una colección mucho más vistosa. Se pueden encontrar auténticas preciosidades si se busca bien. La parte negativa es que abultan mucho más. Hay que pensarse muy bien dónde se va a poner cuando volvamos a casa.

Parches, poca mochila para tanta tela

Parches que todavía buscan un hueco

Es otro de los incombustibles. Hay que admitir que pocas cosas son más bonitas que una enorme mochila de viajes forrada hasta los topes con los parches de diferentes países y lugares. Además, es como llevar todas tus experiencias contigo. Basta con echar un vistazo a la mochila para recordar las aventuras que viviste en cada uno de los sitios. Por no hablar de que el ritual de pegar/coser el parche es también muy divertido.

Postales… ¿Hay quien sigue mandando postales?

Es un objeto que está cayendo en desuso. Con la cantidad de tecnología que hay a nuestro alrededor, es raro que haya alguien que siga mandando cartas. Eso sí, las postales siguen teniendo un refugio en las casas de los viajeros. Apenas ocupan espacio, son baratas y suelen mostrarnos lo más emblemático de las ciudades que visitamos. Eso sí, mejor comprarlas en el último momento, así evitaremos que lo que llegue a casa no sea más que un papel destrozado…

Arena y piedras

Mucha gente colecciona botes con arena de los diferentes lugares que ha ido visitando. Este es un recuerdo con el que hay que tener mucho cuidado. En muchos lugares está prohibido sacar un solo puñado de arena. Puede parecer ridículo que no dejen cogerla, ¿no puede pasar nada por coger un poco de arena? Pero si pensamos en un lugar que acoge a millones de turistas cada año y todos quieren su arena… la cosa cambia, ¿verdad?

Botellas con agua

Muy parecido al anterior, mucha gente colecciona pequeños botes con agua de los diferentes sitios en los que ha estado. El problema es que ya sabéis cómo son las reglas en los aeropuertos, así que como seas de los que viaja ligero de equipaje y sin facturar, mejor que vayas buscando otra cosa.

Llaveros

Es otro de los objetos más coleccionados. También son muy baratos, los hay de mil formas y tamaños y encima son súper fáciles de llevar. Lo malo es que, al ser tan fáciles de llevar, son igual de fáciles de perder o de que acaben tirados en algún cajón.

Imanes, vamos a necesitar una nevera más grande

Es posiblemente el rey del souvenir. Los imanes pueblan las neveras de todo el mundo. Ni siquiera tienen por qué estar relacionados con viajar. Eso sí, no me podéis decir que una nevera con imanes de Argentina, Estados Unidos, Japón, Tanzania… no mola.

Pulseras

Vas comprando una pulserita en los puestos de cada ciudad que visitas y, sin darte cuenta, te llegan hasta el codo. Las pulseras es una forma de llevar contigo cada una de tus experiencias. Además, no son caras y, obviamente, son muy fáciles de llevar. Lo malo es que el espacio para llevarlas es el que es y no da para mucho…

Hojas

Tengo un amigo que se dedica a coger hojas del suelo, las guarda dentro de un libro y al llegar a casa las enmarca. Siempre he pensado que era un poco raro, pero resulta que hay mucha más gente que hace esto. A su favor tiene que son gratuitas, claro, lo malo es que su casa no es muy grande y se le van a acabar terminando las paredes…

Bolígrafos de Hoteles… no sé si se puede considerar robar

Reconozco que yo soy un enfermo del arramblamiento en las habitaciones de hotel. Creo que si te ponen algo, es para que lo uses. Y quien dice usar, dice que lo eches a la mochila. Yo suelo llevarme los bolígrafos, las bolsas de té (las colecciono, ¿qué pasa?), servilletas si tienen el nombre del sitio… cualquier objeto sin valor tiene su sitio en mi mochila. Concretamente, lo de coleccionar los bolígrafos de los diferentes hoteles creo que es una práctica bastante frecuente. Además, es de los pocos souvenirs que a la larga va a tener un uso práctico…

Bolas de nieve, aunque sean del desierto

Pequeña muestra de la colección de mi hermana Nora

Es otro de los objetos más buscados en las tiendas y puestos de souvenirs. Las hay de todas las formas y tamaños. También se pueden encontrar en todas las ciudades y lugares turísticos. Existen bolas de nieve incluso con las pirámides de Guiza.

Campanas, en miniatura, claro

Es otro de los objetos raros que se suelen coleccionar. Pequeñas campanas con imágenes de la ciudad que estamos visitando. No me preguntéis para qué puede utilizarse una campana hoy en día, pero oye, es un bonito objeto de decoración para tener en casa…

Banderas

Otro souvenir que podemos encontrar de cualquier tamaño y a un precio económico. Eso sí, si son grandes, te va a tocar pensar qué hacer con ellas cuando llegues a casa.

Pegatinas

Mucha gente compra pegatinas de los sitios que visita. Probablemente sea el souvenir más barato (descartando los gratuitos) pero el problema es que deberás pensar muy bien dónde lo pones. Lo que tienen las pegatinas es que, una vez puesta, ahí se queda.

Monedas

Otro de los típicos souvenirs que a todo viajero le gusta traerse de sus viajes. Son fáciles de llevar y no es raro que nos sobren un puñado de monedas el día que toca volver a casa. Eso sí, en algunos países (muy pocos) te pueden llamar la atención por intentar sacar monedas en efectivo.

Dedales

Exacto… Hay gente que colecciona dedales de los sitios que visita. Puede parecer que preguntar por un dedal en una tienda sea un acto de fe, pero lo cierto es que no es tan difícil encontrarlos en las tiendas de recuerdos.

Etiquetas de cerveza… o el botellín entero

Hay quien se lleva los botellines enteros y hay quien opta por llevarse solo la pegatina. Es un gran recuerdo para los amantes de la cerveza.

La cerveza era mala, pero qué bonita es la pegatina…

Camisetas

Los hay que coleccionan camisetas de algún deporte o simplemente camisetas con algún elemento propio del lugar en el que está. Este es un recuerdo práctico y de los pocos que realmente te servirá de algo cuando llegues a casa.

Bufandas de futbol, hockey, baloncesto, curling…

A los viajeros aficionados al deporte les suele gustar llevarse algún tipo de objeto deportivo de los equipos de las ciudades a las que va. Además de camisetas, las bufandas es uno de los recuerdos más solicitados. Eso sí, como busquéis algo oficial, la broma os puede salir cara…

Mapas y planos

Bueno, además de coleccionar vasos de chupitos, parches y “robar” todo lo que puedo en los hoteles, debo reconocer que tengo un pequeño trastorno de Diógenes. Pero estoy seguro de que no soy solo yo. A muchos viajeros les gusta guardarse de recuerdo los mapas y planos de los lugares que ha visitado. Todos llenos de apuntes a bolígrafo y con los pliegues a punto de romperse… ¡Una maravilla!

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